Una de las expresiones más frecuentes que se escucha cuando una madre comienza a dar de lactar es "¿Por qué es tan difícil dar de lactar? "¡Así no se supone que debe de ser!"
Los anuncios y las páginas web para bebés muestran madres muy sonrientes y bebés felices. ¿No se supone que así debería de ser?
Golpe de realidad - ¡Dar de lactar es difícil!
Analizaremos los retos de dar de lactar a tu bebé con leche materna. Es posible que te encuentres con obstáculos en el camino para dar a tu bebé la mejor nutrición. Por ello, hablaremos de estos momentos difíciles y te daremos algunas formas de superarlos.
¡Antes de que empiece el trabajo duro!
Durante todo el embarazo, las mujeres se preparan para amamantar a su bebé inmediatamente después del parto. Unas semanas antes de dar a luz, pidieron su sacaleches y todo el material necesario para la lactancia.
Tanto mamá como papá leyeron todos los libros y vieron todos los videos que pudieron encontrar. Luego, la madre entra en trabajo de parto, van al hospital, termina el parto y la enfermera lleva el bebé a la madre para que establezca el vínculo afectivo y comience la lactancia.
¡Uy! Esto no estaba en el anuncio
Todas las madres tienen buenas intenciones de dar pecho, pero cuando llega el momento de empezar, ninguna información en un folleto les enseñará exactamente cómo se siente. Antes de dar a luz, se concentraron en los beneficios de la leche materna para su bebé y nunca se imaginaron teniendo dificultades para realizar los pasos que implica la lactancia materna.
La lactancia es gratis, ¿no es así? No tienes que comprar leche de fórmula, mezclarla, ni limpiar biberones y todo lo demás. Pero "gratis" solo cubre aquellas cosas. La lactancia supone un gran esfuerzo del que solo te das cuenta cuando llega el momento de amamantar a tu bebé. La primera semana es muy agotadora, y la mayoría de las mujeres necesitan un apoyo adicional. Ten un plan y un sistema de apoyo de lactancia que te ayuden en estos primeros días con tu bebé.

Razones por las que la lactancia es tan difícil
Te mostraremos algunas de las dificultades por las que pasan las madres primerizas y los recién nacidos hasta los aspectos físicos de la lactancia. No te preocupes, después te daremos algunos consejos en este artículo para superar algunas de estas dificultades.
Tu bebé no puede agarrarse bien
Un agarre adecuado es crucial para producir leche materna. La técnica no es sencilla y colocar al bebé en la posición necesaria requiere práctica y paciencia. Aprender esto es lo más importante que puedes hacer para eliminar muchos de los demás problemas de la lactancia materna. Un mal agarre provoca dolor y molestias en una madre que da de lactar. Los pezones agrietados y doloridos, hematomas y retrasos en la transición del calostro a la leche madura son algunas de las consecuencias que pueden producirse cuando el bebé no puede agarrarse al pezón.
Congestión mamaria
Casi dos tercios de las madres primerizas experimentan congestión mamaria en los primeros días después del parto. El estómago de tu bebé solo tiene el tamaño de una canica cuando nace, por lo que es posible que a la madre le sobre leche materna una vez que el bebé esté lleno. Esto hace que se vuelvan duros y sensibles, a veces como rocas en el sujetador de lactancia.
Fugas de leche
Junto con la congestión, las madres lactantes pueden tener fugas o bajadas de leche. Esto no es doloroso, pero puede causar algo de vergüenza si te encuentras en la calle y tienes fugas. El simple hecho de oír llorar a un bebé (no necesariamente a tu bebé) puede provocar fugas en tus pechos.
Infecciones mamarias
Un conducto galactóforo obstruido puede hacer que la leche se acumule y, por lo general, forma un bulto en el lugar de la obstrucción. Asimismo, puede ponerse rojo y sensible. Si no se trata adecuadamente y se desobstruye, el conducto galactóforo obstruido puede provocar mastitis, una infección del tejido mamario debida a las bacterias de la boca del bebé. Esto es muy doloroso para la madre y puede causar fiebre. De igual forma, si no se trata, se corre el riesgo de contraer una infección sistemática.
Baja producción de leche
Algunas causas comunes de que las madres no tengan suficiente leche son:
- Retraso en el inicio de la lactancia después del parto
- Complicaciones en el parto o enfermedad que te obligue a separarte de tu bebé
- No dar de lactar a tu bebé con suficiente frecuencia
- Cansancio y falta de sueño
- Falta de confianza
- No percibir las señales de hambre de tu bebé
Candidiasis
La candidiasis es una infección común por hongos que puede transmitirse de la madre al bebé y viceversa. El hongo crece en zonas cálidas y húmedas: la boca del bebé es uno de esos lugares. El bebé puede tener dermatitis del pañal y una capa blanca o manchas en la lengua que pueden provocar a la madre esta infección, y sus pezones pueden volverse incómodos con un color rosa intenso.
Anquiloglosia
La tira de piel llamada frenillo está debajo de la lengua y la ancla al suelo de la boca. Algunos bebés tienen un frenillo más pequeño, que les dificulta agarrarse de los pechos de su madre. La anquiloglosia es común, y algunos bebés no necesitan tratamiento, solo una posición diferente.
Frenillo labial
El labio superior tiene una tira de piel que llega hasta las encías por encima de la zona donde entran los dientes frontales superiores. Si es demasiado corto, también puede causar problemas con el agarre.
Labio leporino y hendidura del paladar
El labio leporino es una abertura en el labio superior que a veces deja al descubierto las fosas nasales. La hendidura del paladar se produce cuando una abertura del paladar no se cierra antes del nacimiento del bebé. A veces, ambos existen juntos. Estas condiciones pueden hacer que los bebés sean incapaces de mamar del pecho porque no pueden obtener ninguna succión.
Tortícolis
El tortícolis es una afección que limita el movimiento de la cabeza y puede dificultar considerablemente la lactancia materna. A los bebés les cuesta girar la cabeza para agarrarse al pecho. Esto puede causar molestias al bebé y provocar dificultades para agarrarse y una succión insuficiente. Para ello, un asesor de lactancia puede ayudarte a encontrar el mejor soporte para adaptar la posición de la cabeza del bebé.

Historia de la autoraDe niña, la primera vez que vi a una prima mía dar de lactar delante de mi familia, me quedé impactada. Nunca había pensado en los pechos como algo en lo que alimentar a un bebé. Mi madre y otros familiares siempre le dieron leche de fórmula en biberón a sus bebés. No se daba de lactar en frente de otras personas. Cuando éramos niños, nos hacían callar y nos sacaban del cuarto antes de que nadie hiciera ningún comentario cuando empezaba la lactancia materna. La lactancia no era una práctica "normal" donde yo crecí, pero cuando fui a la escuela de enfermería y aprendí más sobre sus beneficios, decidí considerarlas para mis bebés. Bueno, cuando llegó el momento, y como no era usual que las madres den de lactar en mi familia, no quise hacerlo. Una de mis compañeras de estudio de enfermería, Bárbara, se hizo asesora de lactancia y, cuando tuve a mi hijo mayor, me trajo al bebé para que le diera de lactar, sin leche artificial ni biberón. Le expresé mis dudas y me insistió en que me acompañara al proceso. Mi hijo no quería agarrarse. Estaba muy asustada y aún más en contra de intentar dar pecho. Ella se fue de la sala y volvió con una jeringa grande unida a un tubo. La jeringa tenía unos mililitros de leche de fórmula en ella. Me la pegó al hombro y colocó el extremo del tubo justo en el pezón. Luego, colocó a mi hijo en lo que llaman una posición de fútbol americano bajo mi brazo y acercó su cabeza a mi pecho. Él puso su boca sobre mi pecho, y ella quitó el tubo después de unos momentos. Se agarró lo suficiente como para saciarse. Yo estaba agotada, pero ¡Bárbara había hecho todo el trabajo! Hice todo lo que pude durante mi estancia en el hospital, y fue algo más fácil conseguir que comiera. Lo llevamos a casa y, al siguiente día, Bárbara vino para ver cómo estábamos el bebé y yo. Parecía un poco ictérico, así que me animó a darle de lactar con más frecuencia. Esta práctica me ayudó a sentirme más a gusto sosteniendo y alimentando a mi hijo, y aparte de la luz solar, no necesitó más tratamiento para su ictericia. Seguía teniendo mucha ansiedad por dar pecho, pero al cabo de unas semanas sentí que estaba haciendo algo importante con lo que no había contado cuando estaba embarazada. Después de la primera semana, tuve una buena producción de leche y él estaba creciendo. Sí, tuve la experiencia de sufrir grietas en los pezones, dolores en las sesiones de lactancia más largas y pérdidas de leche en los pechos, tal y como hemos comentado anteriormente en este artículo. Di de lactar a mi primer bebé durante aproximadamente cuatro meses. Luego, volví al trabajo. No pude calcular el horario de extracción y perdí mi producción de leche, así que lo alimentamos con leche de fórmula hasta que comió y tomo leche entera. Mi segundo embarazo fue otra historia. ¡Se agarró de inmediato! Lo habían separado de mi y mi esposo a causa de sus pruebas iniciales, y estaba con bastante hambre cuando por fin lo trajeron al cuarto. Se agarró en seguida y al día siguiente ya producía la leche de transición. Seguía teniendo problemas con la lactancia, pero me sentí mucho más cómoda con la situación y seguí dándole pecho hasta los nueve meses. Nuevamente, regresar al trabajo contribuyó a dejar de dar pecho. Mis experiencias con mis hijos fueron en los años 90, y la lactancia materna está ahora culturalmente más favorecida que entonces, al menos en mi entorno. A mis nietas les dieron de lactar durante todo un año, y mi nuera les dio leche materna después de ese periodo, que había congelado para resfriados y fiebre, así como para baños de leche si tenían la piel irritada. Espero que mi historia demuestre que todo el mundo experimenta muchos pensamientos y sentimientos en su proceso de lactancia. |
Situaciones inesperadas que también dificultan la lactancia
Además de estas condiciones físicas que hemos visto, tú y tu bebé se enfrentan a muchos otros problemas. La lactancia es algo que todas las madres del mundo hacen para alimentar a sus bebés, pero muchas de ellas se encuentran con los mismos problemas estén donde estén.
Madres mayores
Muchas mujeres tienen ahora hijos cuando son mayores a diferencia del pasado. A veces, sus embarazos son más complicados debido a su edad. Algunas tienen enfermedades subyacentes que no tenían cuando eran más jóvenes, y los embarazos se controlan con más atención en el caso de estas madres.
Los procesos de trabajo de parto y parto de las madres mayores pueden no ser tan claros como los de las madres más jóvenes. Las cesáreas, los desgarros por episiotomía y los medicamentos administrados durante el procedimiento pueden no tolerarse tan bien.
Entorno
La mayoría de los hospitales son "aptos para bebés". Cuentan con salas privadas para la madre y el padre y a veces son el lugar de trabajo de parto, parto y posparto. El bebé se queda en la misma habitación con su madre o padres y, en lugar de una guardería donde las enfermeras cuidan de los bebés, la mamá y el padre aprenden todo sobre su bebé recién nacido justo allí. De este modo, es más fácil que las madres establezcan vínculos y reciban señales de alimentación del bebé durante todo el día y toda la noche. Establecen una rutina antes de recibir el alta.
Otros hospitales aún no han tenido la suerte de contar con estas instalaciones, y la experiencia de la madre en el hospital puede no ser tan tranquila como en otros. Sea cual sea la circunstancia, los médicos y las enfermeras deben estar ahí para ayudarte en el proceso.
Falta de apoyo
No contar con el apoyo necesario durante el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el posparto puede dificultar mucho la tarea de dar de lactar al bebé mientras se realizan todas las demás obligaciones de los nuevos padres. La lactancia es una habilidad que se aprende, y cuando una madre no tiene a nadie que haga las demás cosas relacionadas con el cuidado de un nuevo bebé, puede correr más riesgo de dar pecho por completo.
Salud mental y mentalidad
La depresión y el estrés posparto pueden tensar las relaciones y repercutir en toda la familia mientras la madre pasa por ello. La liberación de oxitocina durante la lactancia debería hacer que esta hormona antiestrés ayudara, pero a veces, hace justo lo contrario. Asegúrate de cuidarte a ti misma y a tu bebé.
Consejos para superar los retos de la lactancia materna
Veamos algunos consejos para aliviar o disminuir las posibilidades de que se produzcan estos problemas.
Agarre - Prueba diferentes posiciones. Pide ayuda a un especialista en lactancia.
Congestión mamaria - Puedes aliviar la sensación de saciedad dando de lactar más a menudo, utilizando una compresa caliente para calmar los pechos antes de dar el pecho, masajeándolos mientras el bebé come y usando un buen sujetador de lactancia con soporte para tener comodidad.
Pezones agrietados o doloridos - Usa una crema para pezones. También puedes masajear los pezones y las areolas con una pequeña cantidad de leche materna para suavizarlos.
Fugas— Los discos de lactancia, ya sean desechables o reutilizables, pueden ayudar con esto, pero asegúrate de tener adicionales.
Conductos galactóforos obstruidos - Coloca compresas calientes antes de dar de lactar, y masajea el bulto durante las tomas y compresas frías después.
Mastitis— El médico suele recetar antibióticos para tratar esta afección. Se recomienda
seguir dando de lactar a tu bebé a menos que el médico diga lo contrario.
Candidiasis - El médico suele recetar un antifúngico para ti, y puede que el pediatra también recete uno para el bebé.
Anquiloglosia o frenillo labial - Puede necesitar intervención quirúrgica si dificulta la lactancia materna.
Tortícolis - Puede que tu bebé necesite fisioterapia y ejercicios que lo ayuden a estirar su cuello y aflojar los músculos para tener más movimiento en su cabeza.
Baja producción de leche— Es posible que necesites un sacaleches de alta eficacia para obtener la suficiente leche. El sacaleches portátil Momcozy Mobile Flow™ | M9 es exactamente eso. Cuenta con una app móvil que te permite controlar los ajustes del sacaleches, supervisar el volumen de leche y configurar alertas y notificaciones personales sobre tu horario de extracción y otros recordatorios importantes.

Comer una dieta nutritiva, tomar vitaminas prenatales (tu médico puede pedirte que sigas tomándolas mientras das de lactar) y mantenerte hidratada tomando mucha agua son cosas que debes hacer para sentirte mejor durante estos momentos difíciles. Estas cosas te pueden ayudar a aumentar tu producción de leche, así como a extraer leche o dar pecho con más frecuencia.
Apoyo— Tus seres queridos, tu médico, un asesor de lactancia o incluso un grupo de apoyo marcan la diferencia. Recuerda, puedes dejar que otras personas realicen las tareas del hogar y otras responsabilidades para aliviar la presión, de esta forma podrás concentrarte en el vínculo con tu bebé y aprender a mejorar tus habilidades de lactancia. Habla sobre cualquier preocupación con tus proveedores de salud. Ellos saben que recomendar en la mayoría de los problemas. Busca la ayuda de aquellas que han estado en tu posición y aprende de sus experiencias.
Conclusión
Nadie puede anticipar cómo será la lactancia de su nuevo bebé. La mejor forma de afrontar los retos es ser consciente de que pueden producirse. La mentalidad es la mitad de la batalla y la preparación para lo que está por venir es esencial. Pero recuerda, incluso estando preparada, te cansarás, tendrás algo de ansiedad y habrán momentos donde quieras rendirte.
En estos casos, concéntrate en todas las cosas positivas sobre la lactancia. Has elegido darle a tu bebé la mejor nutrición disponible. Relájate y disfruta de la calidez y el amor que sientes por tu bebé. Permítete que otros te ayuden con las cosas cotidianas mientras creas vínculo con tu bebé. La infancia pasa tan rápido. Aunque al inicio sea difícil, mirarás atrás y te sentirás orgullosa de haber proporcionado a tu bebé la mejor base para una vida sana.
