La fuga de leche materna puede agarrarte desprevenida y en el peor momento, una mancha mojada en tu blusa durante una reunión, o un pijama empapado por la mañana. Pese a ser algo común al dar de lactar, es algo que la mayoría de madres primerizas no están preparadas. Tener una fuga es algo que la mayoría de mujeres experimentan, pero no es algo que se comente con normalidad. Esta guía explica por qué sucede una fuga, cómo lidiar con ello y cuándo deberías hablar con tu doctor.
Sí, tener una fuga de leche materna es completamente normal al dar de lactar. La gran mayoría de madres lactantes experimentan algún grado de fuga, particularmente en las primeras semanas luego de dar a luz.
La cantidad de fuga varía considerablemente entre madres. Algunas experimentan fugas frecuentes y notorias que te obligan a utilizar protectores de lactancia todo el día, mientras que otras solo notan humedad ocasionalmente. Ninguna situación refleja la calidad o cantidad de tu producción de leche.
Muchas madres primerizas se preocupan de que tener una fuga (o no) sea alguna señal sobre su producción de leche. Sin embargo, tener una fuga no es un indicador confiable de:
Un verdadero indicador de una producción de leche adecuada es la subida de peso de tu bebé, pañales húmedos y sucios constantemente y satisfacción luego de cada sesión de alimentación, la fuga no es un indicador.
Una fuga de leche materna es causada por mecanismos físicos específicos y respuestas hormonales de tu cuerpo. Comprender estos procesos puede ayudarte a controlar y anticipar mejor cuándo sucederá una fuga.
La causa principal de fuga de leche materna se debe a tu reflejo de bajada de leche, también conocido como eyección de leche. Este reflejo natural sucede cuando la leche sale de las células productoras de leche hacia los conductos galactóforos. Aunque normalmente sucede durante la lactancia, este reflejo puede producirse en otros momentos:
Tu cuerpo desarrolla una relación entre ciertas señales y la necesidad de dar leche, causando que los reflejos de bajada de leche se activen como respuesta a estas señales.
Dos hormonas principales controlan tu producción y la salida de leche:
Algunas madres producen más leche de la que sus bebés necesitan, en especial en las primeras semanas cuando la producción se sigue regulando. Esta sobreproducción puede ocasionar lo siguiente:
Los problemas de sobreproducción y fuga de leche irán disminuyendo mientras tu cuerpo se ajusta a las necesidades de tu bebé.
Cuando tus pechos están llenos entre sesiones de alimentación, la presión incrementada causa una fuga. Particularmente, esto es común:
La presión física de los pechos llenos a veces puede forzar la salida de la leche sin necesidad que suceda un verdadero reflejo de bajada de leche.
Aunque las fugas de leche materna son normales, pueden resultar incómodas o vergonzosas, sobre todo en público o en el trabajo. Aquí tienes formas prácticas de controlarlo eficazmente.
Los protectores de lactancia son la solución más común para controlar fugas. Los protectores desechables son prácticos pero necesitan cambiarse frecuentemente, mientras que las de telas lavables como el protector de lactancia reutilizable Momcozy son más económicos y ecológicamente amigable. Algunas madres usan protectores de silicona, que previenen fugas aplicándote una suave presión en lugar de absorber la leche.
La elección de tu vestimenta puede ayudar a ocultar fugas inesperadas. Los tejidos estampados disimulan de forma natural las manchas de humedad. Las capas de ropa proporcionan una protección adicional, y los colores oscuros ocultan mejor la humedad que los claros. Guarda una camisa de más en tu coche o en la oficina para cambiarte rápidamente en caso sea necesario. Un cárdigan puede cubrirte rápidamente en caso de fugas inesperadas.
Cuando sientas el hormigueo previo a la bajada de leche, puedes evitar las fugas ejerciendo una presión firme sobre el pecho con tu brazo o mano. Esto funcionará mejor cuando presionas directamente sobre tus pezones durante varios segundos hasta que desaparezca la sensación. Esta técnica sencilla puedes realizarla discretamente en reuniones públicas cuando necesites un alivio inmediato.
Si produces más leche de la que necesita tu bebé, es posible que tengas fugas más seguidas. Prueba extrayendo una pequeña cantidad de leche antes de tus pechos se llenen. Mantener horarios regulares de alimentación o extracción ayuda a tu cuerpo a establecer un patrón de producción constante. Extractores portables como el Momcozy M9 pueden facilitarte este proceso cuando estés fuera de casa. Una asesora de lactancia puede dar consejos personalizados si la sobreproducción sigue causando problemas.
Estar preparado reduce la preocupación de una fuga en público. Guarda protectores de lactancia extras en tu bolso, escritorio y carro. Empaca un cambio de ropa para salidas largas y trae bolsas impermeables para guardar objetos húmedos hasta que llegues a casa. Prepararte te ayuda a sentirte más segura cuando salgas los primeros meses de lactancia cuando las fugas son más inesperadas.
Puedes almacenar la leche que salió en lugar de desperdiciarla. Pon las capas para recoger la leche dentro de tu sujetador para almacenar la leche que sería absorbida por los protectores. Los recolectores de leche de silicona que colocas sobre el pecho que no da de lactar durante la alimentación puede almacenar una gran cantidad de leche. Solo asegúrate de seguir las pautas correctas de almacenado de la leche que guardes.
Muchas madres se preguntan cuándo dejarán de sacar leche materna. Si bien las experiencias individuales varían, existe un patrón que las fugas siguen a lo largo de todo el proceso de lactancia.
Usualmente las fugas son más frecuentes durante las primeras semanas de nacimiento del bebé. Tu cuerpo produce una gran cantidad de leche mientras va adaptándose a las necesidades de tu bebé. Tus pechos todavía no regulan la producción para coincidir con los patrones de alimentación de tu bebé, lo que suele resultar en una sobreproducción y más fugas. En este periodo inicial suelen suceder los episodios de fuga más considerables.
Para la mayoría de las madres, las fugas comienzan a disminuir entre las 6 a 12 semanas. A partir de ese momento, la producción de leche suele ajustarse mejor a las necesidades del bebé. Tu cuerpo es más eficiente a la hora de producir la cantidad adecuada de leche, lo que reduce los casos en los que se llena el pecho, que suelen desencadenar pérdidas. Es posible que sigas teniendo fugas de vez en cuando, sobre todo en los intervalos más largos entre tomas, pero por lo general son menos frecuentes.
De los 3 a 6 meses después del parto, muchas madres se dan cuenta de que las fugas han disminuido considerablemente o incluso han desaparecido. Para este punto, el sistema de producción de leche ya está estabilizado y el reflejo de bajada de leche suele estar más controlado. Muchas mujeres ya no necesitan los protectores de lactancia en esta etapa, aunque algunas siguen experimentando fugas ocasionales, sobre todo en las mañanas o cuando el bebé duerme más tiempo.
La fuga de leche materna es normal y no requiere de atención médica en la mayoría de las madres lactantes. Sin embargo, existen situaciones específicas en las que deberías buscar ayuda profesional.
La mayoría de las fugas no requieren de atención médica. Es probable que tus fugas sean normales si:
Algunos síntomas requieren atención médica inmediata:
Estas señales pueden indicar mastitis u otra infección que requiera de tratamiento inmediato, probablemente con antibióticos.
Otras situaciones que merecen ser comentadas con el profesional de salud durante una cita habitual:
Estas condiciones podrían indicar un desbalance hormonal o problemas cutáneos que necesitan una evaluación médica pero no son urgentes.
Para reducir fugas nocturnas, utiliza protectores de lactancia absorbentes dentro de tu sujetador para dormir. También puedes ponerte una toalla debajo o utilizar protectores impermeables para colchón. Si estás muy llena a la hora de acostarte, una suave extracción con la mano puede aliviar la presión sin estimular una producción adicional. Algunas madres consideran que dormir boca arriba en lugar de lado reduce la presión sobre los pechos. Si te despiertas con una fuga, ten a mano protectores de repuesto y una muda de ropa para cambiarte lo antes posible.
No necesariamente. Estar lleno puede causar fugas, pero los pechos suelen tener una fuga debido al reflejo de bajada de leche sin importar si están llenos o no. Este reflejo puede estimularse al oír llorar a tu bebé, al pensar en él o por costumbre a la hora normal de la lactancia. En una mujer con un suministro normal, las fugas suelen ser muy habituales, pero estas suelen ser menos frecuentes en las mujeres con sobreproducción. Las fugas dependen más del funcionamiento de tu reflejo de bajada de leche y de cómo sea tu tejido mamario que de la cantidad de leche que tengas disponible.
Esto se debe al reflejo de bajada coordinado. Mientras tu bebé es alimentado por un pecho, la liberación de las hormonas que hacen que salga la leche (oxitocina) afecta a ambos pechos a la vez. Esta doble bajada de leche es, en realidad, una bendición, ya que garantiza la transferencia de leche al bebé. Para atrapar la leche derramada en lugar de perderla, utiliza un recolector de leche de silicona. o un sacaleches en el pecho que no da de lactar. Puedes recolectar varias onzas de leche de esta manera para que puedas utilizarla en la siguiente sesión de alimentación.
Las fugas de leche materna son una parte natural de la lactancia que suele desaparecer al cabo de unos meses. Con un equipo sencillo, como los protectores de lactancia, y estrategias como llevar ropa más oscura, puedes controlar fácilmente las fugas. Recuerda que las fugas no están relacionadas con la calidad de la leche y que, aunque suelen ser inofensivas, debes saber cuándo buscar ayuda en caso de dolor o fiebre. Con esta experiencia compartida, podrás preocuparte menos por las fugas inesperadas y podrás divertirte más con tu bebé.
The information provided in this article is for general informational purposes only and does not constitute medical advice, diagnosis, or treatment. Always seek the advice of your physician or other qualified health provider regarding any medical condition. Momcozy is not responsible for any consequences arising from the use of this content.
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